El VIH 40 años después del primer diagnóstico

Para todos los médicos e investigadores que han participado de la lucha en contra del VIH, estos años han sido un largo proceso de aprendizaje.

Juan A. Hernández

    El VIH 40 años después del primer diagnóstico


    En 1980 una extraña condición afectaba principalmente a varones homosexuales provocando invariablemente la muerte. Muy poco se sabía de la entonces desconocida enfermedad, la cual, por virtud de las personas a las que afectaba, comenzó a llamársele el “cáncer de los ‘gays’”, “castigo divino”, y de otras tantas maneras que acentuaban más aún el discrimen en contra de las personas quienes la sufrían.

    Los síntomas y condiciones eran conocidos –desgaste físico extremo, diarreas, infecciones orales severas, sarcoma de Kaposi, entre otros– pero no podían identificarse las causas que activaban estas condiciones de manera simultánea y agresiva.

    En Puerto Rico, pacientes con dicho cuadro clínico comenzaron a ser hospitalizados desde antes de 1980 pero no se les identificaba como afectos por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y posterior Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) porque ni el virus ni la condición habían sido identificados para ese entonces.

    “Para 1978, mientras hacía un internado en el Hospital de Veteranos, nos llegó un paciente con un cuadro con el siguiente cuadro: varón, heterosexual, con desgaste físico, diarreas moniliasis oral… El elemento que se presentaba como distinto era que había trabajado como ingeniero petrolero en África entre 1974 y 1975”, recordó el doctor Javier Morales, infectólogo quien habría de ser el primero en diagnosticar un caso de VIH en Puerto Rico.

    “En ese momento se le diagnosticó como padeciendo ‘Angioimmunoblastic Lymphadenopathy’. Ese paciente falleció a los dos meses de estar hospitalizado”, señaló Morales. “Habíamos visto un solo caso anterior con un cuadro similar, pero contrario a este segundo, del primero no guardamos suero (muestra de sangre)”.

    Debieron pasar unos ocho antes para que aquel paciente de 1978 pudiera identificarse como el primer paciente diagnosticado con VIH en Puerto Rico. Aún cuando ya entrada la década de 1980 los investigadores internacionales ya habían identificado el virus en los primeros casos en pacientes hemofílicos, mujeres, infantes y receptores de productos de sangre, no fue sino hasta 1987 en que se desarrolló la prueba diagnóstica del “Western Blot”. Se decidió entonces que esa prueba se realizaría a la sangre y sus productos en inventario para determinar si estaban contaminados con el VIH.

    En ese momento el doctor Morales recordó la muestra de suero del paciente de 1978.

    “Se le hizo la prueba y dio positivo. Ese había sido el primer caso de VIH”, señaló.

    Desde entonces, tanto para el doctor Morales como para todos los médicos e investigadores que han participado de la lucha en contra del VIH, “estos años han sido un largo proceso de aprendizaje”.

    Para la doctora Carmen Zorrilla, Decana Interina de Investigaciones del Reciento de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico, las aportaciones que los investigadores del VIH en Puerto Rico han hecho en este proceso a la comunidad científica internacional han sido “extraordinarias”.

    “En medio de todas las limitaciones que había en un principio… que si no había tratamiento, que si el miedo, que si no se tenían las facilidades para atender pacientes con SIDA… Esta ha sido una historia de retos y dificultades que trajeron mayor conciencia, iluminación, mejor salud y justicia para todos”, señaló Zorrilla, una de las primeras en investigar el impacto del VIH sobre las mujeres embarazadas.

    La investigadora recordó que el RCM fue pionero en el cernimiento prenatal de VIH, lo que llevó a que se estableciera el cernimiento universal en el embarazo como política pública en Puerto Rico, mucho antes que las recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC’s por sus siglas en inglés).

    Al mismo tiempo, la isla participaba de las primeras investigaciones para la identificación de posibles tratamientos en contra del VIH. Uno de esos estudios fue el que recomendó el uso del agente anti-retroviral AZT durante el embarazo para tratar de reducir la transmisión del virus al bebé. Durante el estudio se intervino en todos los puntos en los que se identificó la posibilidad de transmisión del virus: el embarazo, el parto y el periodo neonatal.

    Los resultados de ese estudio revelaron que el 25.5 por ciento de los participantes a los que se le administró un placebo (no tratamiento) adquirieron el virus, mientras que solo el 8.3 por ciento de los que recibieron el medicamento se contagiaron. La reducción en el contagio fue de 67.5 por ciento de un grupo a otro.

    Estos resultaron establecieron las bases para que se estableciera como política pública en 1994 el tratamiento gratuito de AZT a toda mujer embarazada en cualquier hospital de Puerto Rico.

    “En Puerto Rico ya no nacen bebés con VIH”, aseguró Zorrilla. “Puerto Rico eliminó la transmisión de madre a infante del VIH desde el 1994 por unos criterios y desde 2006, por otros adicionales. Nosotros somos pioneros y estamos por encima de muchos países y en Latinoamérica”.

    La investigadora recalcó que el VIH-SIDA ha dejado de ser una enfermedad “catastrófica”, como inicialmente se le caracterizaba, para convertirse en una “manejable”.

    Aún tomando en consideración todos los adelantos producidos por la investigación en torno al virus, tanto médicos como investigadores coinciden en que el primer paso en hacia el tratamiento del VIH-SIDA es su detección, para lo que es necesario hacerse una prueba que detecte la presencia del virus. A esos efectos es que este domingo 27 de junio se celebra el Día Nacional de hacerse la Prueba de VIH.

    A través de Estados Unidos los CDC’s, los departamentos de salud de sus distintas jurisdicciones y varias organizaciones de base y activistas se unen este domingo para promover la conscienciación y la importancia de un diagnóstico temprano del HIV-SIDA.