La alopecia es la pérdida parcial o completa de pelo en el cuero cabelludo y/o el cuerpo. Entre las posibles causas de esta condición están los trastornos del ciclo del pelo, reacciones inflamatorias que dañan los folículos pilosos y anomalías hereditarias.
Resumen
La alopecia es la pérdida parcial o completa de pelo en el cuero cabelludo y/o el cuerpo. Entre las posibles causas de esta condición están los trastornos del ciclo del pelo, reacciones inflamatorias que dañan los folículos pilosos y anomalías hereditarias. La alopecia se puede asociar clínicamente con dolor, sensibilidad, picazón o sensación de ardor en el área afectada. Existen distintos tipos clasificados como cicatriciales y no cicatriciales, entre ellos alopecia areata, alopecia androgénica, efluvio telógeno y alopecia por tracción. Basado en el historial y examen físico, se determina la causa y los posibles tratamientos. La mayoría de los casos de alopecia requieren asistencia de esteroides tópicos y/o inyectables, dependiendo de la severidad y considerando la edad del paciente. Nuevos estudios presentan recuperación del pelo al utilizar inhibidores de JAK. El tratamiento de la alopecia se debe complementar con consejería psicológica para prevenir y atender preocupaciones relacionadas a la disminución del pelo.
Palabras clave: alopecia, cicatricial, no cicatricial, alopecia areata, alopecia androgénica, efluvio telógeno
Introducción
La alopecia es la ausencia o pérdida de pelo en el cuero cabelludo y/o el cuerpo. La misma puede presentarse de manera localizada o generalizada. Debido a las diversas presentaciones clínicas, encuentros patológicos y etiologías, la alopecia se considera como un grupo heterogéneo de condiciones. El impacto psicológico y social puede ser sustancial en los pacientes, propiciando desórdenes como depresión y ansiedad. Asimismo, se ha observado que la alopecia puede ser indicador de afecciones sistémicas que puede aportar significativamente en la identificación de estas.
Presentación y clasificación
La alopecia se presenta como la pérdida temporera o permanente del pelo. Esta pérdida de pelo afecta el cuero cabelludo u otras áreas del cuerpo de manera focal, en patrón o difusa. Dependiendo del tipo de alopecia, los síntomas pueden presentar con inicio reciente o progresivo y ocurrir una vez o frecuentemente. La alopecia presenta con mayor visibilidad del cuero cabelludo y densidad reducida del pelo. Las características de las áreas afectadas como eritema, descamación, costras y pústulas y síntomas asociados como picor, dolor y ardor ayudan a distinguir entre los tipos de alopecia, aunque estos pueden no estar presentes. La alopecia se clasifica en dos categorías principales, no cicatricial y cicatricial, la primera de estas siendo la más común. Existen otros desórdenes estructurales del pelo heredados y adquiridos, pero su presentación es poco común.
Alopecia no cicatricial
Se refiere al tipo de alopecia en donde el crecimiento del pelo aún es posible, ya que se mantiene la unidad folicular intacta.
Los tipos más comunes son:
Alopecia androgénica: es provocada por un aumento en la enzima 5-alfa reductasa que se encarga de convertir la testosterona en su forma más potente, dihidrotestosterona (DHT). El aumento de DHT provoca que la fase de crecimiento conocida como la fase anágeno sea acortada, causando la miniaturización del folículo piloso. La presentación clínica de alopecia androgénica es distinta según el género del paciente. En hombres, la alopecia se encuentra presente en la parte frontal y parietal, con poca pérdida en la región occipital. En mujeres, la alopecia se presenta como pérdida de pelo desde la corona, la cual puede extenderse hasta la región frontal.
Alopecia areata: es una condición autoinmune en donde los anticuerpos atacan el folículo piloso provocando pérdida de pelo. La alopecia areata puede estar asociada a otras comorbilidades como enfermedades de la tiroides, artritis reumatoide, lupus eritematoso, psoriasis, vitíligo y enfermedad inflamatoria intestinal.
Alopecia por tracción: es el resultado de tensión sostenida al folículo piloso que puede ser propiciada por prácticas de estilización de pelo como trenzas, estilos bollos, moños apretados y permanentes. Aunque la alopecia por tracción se considera como un tipo de alopecia no cicatricial, el trauma repetitivo pudiera causar una alopecia cicatricial.
Efluvio telógeno: se caracteriza por la pérdida de pelos de manera temporera que puede presentarse por acortamiento de la fase telógena o la transición prematura del folículo a la fase telógena debido a un estresor. De conformidad con varias investigaciones realizadas, se ha encontrado una correlación de los pacientes con efluvio telógeno que han sido previamente contagiados con SARS-CoV 2.
Alopecia cicatricial
Se refiere al tipo de alopecia que resulta en pérdida permanente del pelo a consecuencia de la destrucción del folículo piloso, producido por inflamación, pérdida de glándulas sebáceas y formación de tejido fibroso. Los tipos más comunes son:
Liquen plano pilar (LPP): ocurre con mayor predisposición en mujeres adultas, y aunque se desconoce el mecanismo que lo ocasiona, se sugiere que la pérdida de pelo se debe al daño causado por la inflamación sostenida alrededor del folículo en regiones ricas de células madre pluripotentes. La presentación de pápulas foliculares queratósicas es característico en pacientes con LPP.
Alopecia fibrosa frontal: se considera una variante clínica de LPP que es más común en mujeres postmenopáusicas. La patofisiología de alopecia fibrosa frontal, aunque es similar a LPP, presenta con mayor frecuencia pérdida total de las cejas, ocurriendo esto en un 70% de los pacientes afectados.
Alopecia cicatricial centrífuga central: se pudiera considerar como una condición casi exclusiva para mujeres con descendencia africana, particularmente mujeres con condiciones como diabetes o leiomiomas uterinos, y su patofisiología es desconocida.
Diagnóstico
La evaluación de pacientes con pérdida de pelo comienza con un historial médico completo y un examen físico del cuero cabelludo, el cabello y las otras áreas del cuerpo cubiertas de pelo. El médico debe inspeccionar la distribución y densidad del pelo, fragilidad y textura de los tallos de pelo y presencia o ausencia de orificios foliculares. Si es posible, la tricoscopia, la técnica sencilla y no invasiva de diagnóstico por imagen. brinda una examinación más detallada e información adicional sobre la presentación de la condición. El examen físico debe también incluir una prueba de extracción de pelo para determinar pérdida activa de pelo. En la mayoría de los casos, esto es suficiente para diagnosticar tipos de alopecia no cicatricial. En caso del diagnóstico ser incierto luego del examen físico, una biopsia del cuero cabelludo en el área afectada logra distinguir una alopecia cicatricial de una no cicatricial.
En pacientes con caída de pelo no cicatricial de inicio reciente, difuso y sin causa evidente, se deberían completar estudios de laboratorio, incluyendo hierro en suero, ferritina y hormona estimulante de la tiroides. Además, una prueba rápida de reagina plasmática para descartar la alopecia sifilítica es apropiada para pacientes con pérdida de pelo en parches sin inflamación o cicatrización visible.
Diferenciales diagnósticos
Las causas de alopecia antes mencionadas pueden parecerse y confundirse entre sí por lo que se deben considerar en el diagnóstico diferencial de cada una. Otras condiciones médicas que pueden provocar pérdida del pelo incluyen la tiña de la cabeza, tricotilomanía y sífilis secundaria.
Tiña de la cabeza: se manifiesta como perdida de cabello en parchos escamosos con puntos negros visibles en el cuero cabelludo. La prueba de tricoscopia ayuda diagnosticar tiña de la cabeza, evitando un procedimiento largo e invasivo o la necesidad de realizar un examen de KOH. Es más común en niños y menos frecuente en adultos.
Tricotilomanía: presenta como una alopecia irregular, no cicatricial, con pelo corto y prueba de tracción negativa en pacientes, mayormente mujeres, que se halan pelos de la cabeza u otra parte del cuerpo recurrente e involuntariamente. Los pacientes comúnmente deniegan el hábito.
Sífilis secundaria: se presenta con pérdida de pelo irregular en el cuero cabelludo, lo cual ha sido descrito como alopecia apolillada.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento varían dependiendo de la presentación clínica de la enfermedad. Previo a iniciar un tratamiento, es importante educar al paciente que al momento no existe una cura para la alopecia. Los tratamientos existentes tienen como objetivo suprimir la caída del pelo y promover el crecimiento.
Para las alopecias no cicatriciales se puede utilizar el plasma rico en plaquetas (PRP), la terapia con láser y el trasplante de pelo. Para la alopecia androgénica, el minoxidil tópico y la finasterida oral son los tratamientos de primera línea para los hombres, y el minoxidil tópico para las mujeres. En el caso de la alopecia areata, se recomiendan los corticosteroides tópicos como terapia de primera línea y las inyecciones de corticosteroides intralesionales, solas o combinadas con corticosteroides tópicos. Los corticosteroides orales son más efectivos cuando la enfermedad es de severidad moderada a grave. Se recomiendan la sensibilización tópica con difenilciclopropenona (DPCP), el inhibidor de JAK-baricitinib o antralina y metotrexato, con o sin corticosteroides orales, para adultos con casos graves de alopecia. Los pacientes pediátricos con pocas lesiones pueden tratarse con evaluación continua ya que la mitad de los casos muestra un nuevo crecimiento espontáneo dentro de los seis a doce meses. En el caso de efluvio telógeno, la condición es reversible sin tratamiento, pero el nuevo crecimiento con resultados cosméticamente evidentes puede demorar hasta un año.
Para las alopecias cicatriciales se pueden considerar los corticosteroides tópicos de potencia moderada con o sin inyecciones de acetónido de triamcinolona intralesional. La salud psicológica del paciente debe ser observada continuamente para prevenir y atender preocupaciones relacionadas a la disminución de pelo. Como medidas alternas se puede orientar a pacientes sobre camuflaje de pelo a través de pelucas y maquillaje, entre otras opciones, para disimular la pérdida de pelo.
Conclusión
Es crucial distinguir entre alopecia cicatricial y no cicatricial para orientar a los pacientes sobre los manejos apropiados y resultados factibles. El manejo de la alopecia es principalmente sintomático, complementado por alternativas de camuflaje de alopecia y consejerías de salud mental.
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